En el mundo del celuloide hay figuras que inscriben su nombre en el acervo de una época sin haber ascendido al olimpo de los distinguidos con galardones de relumbrón ni haber protagonizado las más valoradas producciones. Tal es el caso de la actriz a la que hoy quiero dedicar estas líneas, a quien los que ya no cumpliremos cuarenta recordamos como heroína, musa e icono sexual de nuestra juventud. No es otra que la neoyorquina Tanya Roberts, diva inolvidable del cine de serie B de los 80 y leyenda viviente de los aficionados al cine fantástico y de aventuras.
Su verdadero nombre es Victoria Leigh Blum, y vino al mundo un 15 de Octubre de 1955. Tras vivir su infancia en el Bronx, sus padres se divorciaron cuando ella era una adolescente y su madre se mudó a Toronto llevándola consigo. Poco después, con tan sólo 15 años, Victoria contrae matrimonio y se dedica a viajar por Canadá en autostop en compañía de su marido. Sin embargo, su madre intervino consiguiendo la nulidad de dichas nupcias y trayendo a su hija de vuelta a casa. Pero nuestra protagonista ansiaba ver nuevos horizontes y pronto regresaría a Nueva York, donde comenzó a trabajar seriamente en labrarse un porvenir como modelo, consiguiendo aparecer en poco tiempo en la portada de varias publicaciones. Fue entonces cuando conoció a Barry Roberts, estudiante de psicología con el que vivió un romance que pronto acabó en su segundo matrimonio. Y podríamos decir que ahí empieza la historia de la Tanya Roberts que hoy conocemos: con el apoyo de su nuevo marido y ante el éxito de su incipiente carrera profesional, la joven modelo decide elevar sus miras hacia el mundo de la gran pantalla.
A mediados de los 70 se matricula en el Actors Studio, bajo la tutela de prestigiosos directores como Lee Strasberg y Uta Hagen. Poco después cambia su residencia a Los Ángeles en pos de mejores oportunidades. Pronto vendrían algunos trabajos de poca relevancia (anuncios, pequeños papales en obras del off-Broadway, telefilms de bajo presupuesto y capítulos piloto de algunas series que nunca se producirían), hasta que en 1975 debuta en un largometraje en el thriller “Forced Entry”. Luego vendrían otros títulos como “Melodía para un Asesinato” (Fingers) en 1978, o “Trampa Para Turistas” (Tourist Trap) en 1979. Sin embargo, no pasaría demasiado tiempo antes de que el destino pusiera ante Tanya la oportunidad que dispararía su fama: En un casting con otras 2.000 modelos resulta seleccionada para uno de los papeles protagonistas en la tercera temporada de “Los Ángeles de Charlie”. Si bien la serie ya se encontraba en su declive y sería cancelada poco después del debut de Tanya, bastó al menos para ascenderla al estrellato. En 1981 Tanya Roberts fue portada de la revista People, hecho que marcaría el comienzo de la época de éxitos de la que disfrutaría a mediados de los 80.
Tras el ocaso de Los Ángeles de Charlie, la actriz interpretó a la esclava Kiri en la producción de Espada y Brujería: “The Beastmaster” (El Señor de las Bestias), en compañia de Marc Singer y bajo la dirección de Don Coscarelli. El film pasó discretamente por las pantallas, pero pronto se distinguió como objeto de culto para los fanáticos del género, convirtiéndose en una de las cintas más difundidas por los canales de cable, así como en salas de reposición y video-clubs. Hoy es uno de los títulos emblemáticos del cine fantástico de los 80. (Por cierto, como parte de la campaña promocional de la película, Tanya Roberts realizó un reportaje fotográfico para la revista Playboy donde posa desnuda junto a alguno de los animales de la historia. Sin duda estas instantáneas contribuyeron a aumentar considerablemente su popularidad).
Luego vendrían algunos papeles en películas fuera de Estados Unidos, así como una versión para la televisión de la historia detectivesca “Mike Hammer”, que acabaría convirtiéndose en una serie en la que Tanya declinó participar para concentrarse en el que iba a ser su próximo gran papel: la adaptación del cómic de los años 30 “Sheena, Reina de la Jungla”. Sin embargo Sheena resultó ser un sonado fracaso, tanto de público como de crítica, acaparando casi todos los Golden Raspberries de 1984. A pesar de todo, la personalidad y el encanto de Tanya Roberts le permitían obtener réditos incluso de tropiezos como este, gracias a la sagaz administración de su sex-appeal, que hacía las delicias de sus seguidores. En la cinta la actriz nos regala un desnudo frontal que no tiene parangón en aquella época, lo que unido a un momento en el que en Estados Unidos casi ninguna película era calificada de inadecuada para los menores, condujo a la frecuente emisión de Sheena en horario de tardes, justo cuando los adolescentes salían del instituto, dispuestos a soportar 2 horas de mediocres aventuras aguardando al jubiloso momento en el que la actriz emerge de las aguas de un lago como Dios la trajo al mundo. La Reina de la Jungla es otra obra que no pasará a la historia del cine por su calidad, pero que acabó de encumbrar a la actriz como diva del género fantástico y mito erótico de una generación. (Quizá por eso ha afirmado en varias entrevistas que se Sheena sigue siendo su trabajo favorito).
Sin embargo el definitivo descalabro de la carrera interpretativa de Tanya Roberts volvería a surgir de la que parecía ser otra gran oportunidad para la artista: su aparición como chica Bond en “Panorama Para Matar” (A View to a Kill) en 1985, última de las historias del agente secreto británico protagonizada por Roger Moore. La crítica puso el acento en un Roger Moore demasiado anciano para estar a la altura de Bond, y en la poco convincente actuación de Tanya Roberts, que volvería a valerle un Razzie y la apartaría en lo sucesivo de papeles en producciones de primera línea.
Los próximos años de la actriz pasarían entre películas de bajo presupuesto y de dudoso contenido erótico con títulos tan sugerentes como “Night Eyes” (Ojos de Noche) o “Sins of Desire” (Pecados de Deseo). Tanya Roberts continuaría siendo la estrella en declive de los telefilms y la TV por cable, y sus seguidores incondicionales cambiarían del horario de tarde al de madrugada. Ya en los 90 el éxito volvería a sonreirle tímidamente, primero gracias a su trabajo en la serie “Hot Line” entre 1994 y 1996 y principalmente en forma de papel en la popular SitCom “That 70s Show” (Aquellos maravillosos 70) a partir de 1998. Por desgracia, tras tres temporadas de revivir los éxitos de audiencia se vería obligada a abandonar su trabajo para cuidar de su marido, presa del cáncer, que acabaría por fallecer en 2006.
Hoy Tanya Roberts vive lejos de las cámaras, tras abandonar de puntillas el mundo del cine. Es una apasionada del golf, y comparte sus días de madurez con una nueva pareja, aunque no ha vuelto a casarse. Y prueba de que el mundo no la ha olvidado es que los lectores de la edición internacional de la revista Glam’mag la han proclamado, por segundo año consecutivo, la mujer más sexy del mundo (lo que me hace pensar que no es precisamente una revista para teenagers). Su última participación en una película fue en el drama “Queens of the World”, en 2011, y no será extraño que la veamos de nuevo frente a las cámaras en alguna ocasión haciendo algún cameo, o quien sabe si explotando su faceta de atractiva MILF. Mientras tanto recordaremos a la sensual heroína, la heredera del magnate del petróleo o a la indómita cautiva que nos hicieron soñar con días de grandes aventuras.
En nuestra página de Facebook podéis encontrar una galería con las mejores instantáneas de Tanya Roberts en los distintos momentos de su carrera.
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